“La naturaleza y las letras parecen tenerse una natural antipatía: basta juntarlas para que se hagan pedazos” como vez, en la conversación hay mucho destrozado, oculto por la literatura. Pero nosotros, hijos de ambos enemigos, nos conformamos con un trocito de verdad, la que descubrimos cual hermana ya que nace, al igual que nosotros, de un ápice de reconciliación.
Es sabido, para ambos, que las conversaciones a modo de onda electromagnética tienen fin (y aquí me retumba tu voz), sin embargo, basta que imaginemos para que estas continúen perpetuamente ¡Ambiciosos quienes creen que las acaban! ¡Ingenuos los resolutivos! ¡Infantiles los que piensan en el estado físico de la conversación!
Dichosos los amores que de la boca no solo besan, y de estos felices son los que no se sacian de desentrañar(se)
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